jueves, 28 de abril de 2011

UNA CRÍTICA A "EL DISCURSO DEL REY"

Hoy fui a ver por fin a la ganadora del Oscar a mejor película del 2010, El discurso del Rey, estrenada en mi ciudad un par de meses más tarde que en el DF, Puebla o Monterrey, cuestión preocupante porque Veracruz está dejando de ser el destino prioritario de las películas que no están destinadas a ganar millones de dólares, las distribuidoras enfocan todas sus copias en un grupo reducido de ciudades dejando a la provincia sin buenas cintas por tiempo prolongados.

Pero regresemos a la revisión de la que según la Academia fue el mejor trabajo del año. El discurso del Rey nos platica grosso modo de “Bertie”, heredero al trono de Inglaterra por la abdicación de su hermano mayor, situación que lo compromete por su notable tartamudeo, principal obstáculo para dar el mensaje poderoso que su nación necesitaba con el eminente comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

La película es encantadora, su diseño de arte y producción están sumamente cuidados; tanto, que fácilmente pude sentirme en el viejo Londres, con sus calles llenas de neblina, carros antiguos y vestidos graciosos. Los edificios, sillas, micrófonos, uniformes y caracterizaciones son excepcionales, complementos idóneos para acompañar a los actores, que sin duda son el punto más fuerte del film. Collin Firth, Elena B. Carter, Geoffrey Rush son los pilares que soportan toda la magia y divinidad de la cinta, sus interpretaciones son de tan alto nivel que me cuesta trabajo imaginarme la obra sin cada una de sus gesticulaciones, palabras y tartamudeos.

Firth alcanza su mejor trabajo, impresionante en su actuación, su forma de hablar es desesperante, tan real que incluso el espectador se siente asfixiado cuando tiene que dar un discurso. Rush y Carter le hacen buena compañía y generan un entorno tan agradable entre los tres que me hubiera gustado ser partícipe de esa excéntrica terapia lingüística, la cual es, sin embargo, uno de los puntos débiles del film, porque a pesar de su exquisito montaje, es muy corta; no es tan preponderante como los sucesos externos que fueron definiendo la relación de los protagonistas y que hace parecer que tan arraigadas lazos fueron formados por la casualidad y no por la interactividad de sus actores.

Y es ahí donde precisamente la película pierde su fuerza, en tratar de abarcar dos tangentes tan distantes: por un lado la estrecha amistad de un lingüista con el rey y por otro, el entorno sociopolítico que envolvía a Gran Bretaña en esos momentos. Hubiera preferido que la relación Bertie-Lionel fuera en un contexto menos épico y vanagloriado que en vísperas de la 2GM, así sería más significativo, contando una historia más sencilla pero no por eso menos compleja.

Hace poco una prima me dijo que una película no llega a ser tan buena por relatar historias simples; pero difiero, una buena película no tiene que contar forzosamente el fin del mundo, un suceso internacional e involucrar a miles de personas; lo que debe hacer es mostrar el reflejo de aspectos humanos perennes y universales.

Cuando una película trata de manera soberbia el amor, la amistad, los celos, el enojo, el engaño, la ansiedad, la locura, la obsesión, la genialidad, etcétera, entonces estamos en presencia de gran cine y de eso padece El discurso del Rey, de profundizar en los temas más humanos, en éste caso la amistad que nace entre el terapeuta y el paciente pues al final parece insípida y superficial, construida tan sólo por unos cuantos diálogos entre los personajes.

A mi parecer no es mejor película que La Red Social y su dirección no es superior a la de David Fincher; sin embargo, parece que la Academia sigue obstinada en premiar a películas un poco más cautivadoras que a las propuestas arriesgadas y dinámicas. Las historias de catársis, grandeza, nobleza y perseverancia parecen ser mejor recibidas que los tramas basados en elementos más conocidos como la ira, el enojo, la antipatía, la muerte o la violencia.

Concluimos en una buena y emotiva cinta, con un gran diseño de arte, buena fotografía, buenos diálogos y distinguidas actuaciones pero que en total no logra ser excelente como para merecerse el mote de mejor película del año.


Por: Juan Carlos Morales
Lic. en Ciencias de la Comunicación por la UCC



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